01 | Los hombres deben considerarnos simplemente como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. |
02 | Ahora bien, lo que se pide a un administrador es que sea fiel. |
03 | En cuanto a mí, poco me importa que me juzguen ustedes o un tribunal humano; ni siquiera yo mismo me juzgo. |
04 | Es verdad que mi conciencia nada me reprocha, pero no por eso estoy justificado: mi juez es el Señor. |
05 | Por eso, no hagan juicios prematuros. Dejen que venga el Señor: él sacará a la luz lo que está oculto en las tinieblas y manifestará las intenciones secretas de los corazones. Entonces, cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda. |
06 | En todo esto, hermanos, les puse mi ejemplo y el de Apolo, a fin de que aprendan de nosotros el refrán: «No vayamos más allá de lo que está escrito», y así nadie tome partido orgullosamente en favor de uno contra otro. |
07 | En efecto, ¿con qué derecho te distingues de los demás? ¿Y qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? |
08 | ¡Será que ustedes ya están satisfechos! ¡Será que se han enriquecido o que se han convertido en reyes, sin necesidad de nosotros! ¡Ojalá que así fuera, para que nosotros pudiéramos reinar con ustedes! |
09 | Pienso que a nosotros, los Apóstoles, Dios nos ha puesto en el último lugar, como condenados a muerte, ya que hemos llegado a ser un espectáculo para el mundo, para los ángeles y los hombres. |
10 | Nosotros somos tenidos por necios, a causa de Cristo, y en cambio, ustedes son sensatos en Cristo. Nosotros somos débiles, y ustedes, fuertes. Ustedes gozan de prestigio, y nosotros somos despreciados. |
11 | Hasta ahora sufrimos hambre, sed y frío. Somos maltratados y vivimos errantes. |
12 | Nos agotamos, trabajando con nuestras manos. |
13 | Nos insultan y deseamos el bien. Padecemos persecución y la soportamos. Nos calumnian y consolamos a los demás. Hemos llegado a ser como la basura del mundo, objeto de desprecio para todos hasta el día de hoy. |
14 | No les escribo estas cosas para avergonzarlos, sino para reprenderlos como a hijos muy queridos. |
15 | Porque, aunque tengan diez mil preceptores en Cristo, no tienen muchos padres: soy yo el que los ha engendrado en Cristo Jesús, mediante la predicación de la Buena Noticia. |
16 | Les ruego, por lo tanto, que sigan mi ejemplo. |
17 | Por esta misma razón les envié a Timoteo, mi hijo muy querido y fiel en el Señor; él les recordará mis normas de conducta, que son las de Cristo, y que yo enseño siempre en todas las Iglesias. |
18 | Algunos de ustedes, pensando que yo no regresaría, se han llenado de orgullo. |
19 | Pero pronto iré a verlos -si así lo quiere el Señor- y entonces los juzgaré, no por sus palabras, sino por el poder que tienen. |
20 | ¡Porque el Reino de Dios no es cuestión de palabras sino de poder! |
21 | ¿Qué prefieren? ¿Que vaya a verlos con la vara en la mano, o con amor y espíritu de mansedumbre? |