01 | El corazón del rey es una corriente de agua en manos del Señor: él lo dirige hacia donde quiere. |
02 | Al hombre le parece que todo su camino es recto, pero el Señor pesa los corazones. |
03 | Practicar la justicia y el derecho agrada al Señor más que los sacrificios. |
04 | Los ojos altaneros, el corazón arrogante, la luz de los malvados: todo eso es pecado. |
05 | Los proyectos del hombre laborioso son pura ganancia, el que se precipita acaba en la indigencia. |
06 | Tesoros adquiridos con engaños son ilusión fugaz de los que buscan la muerte. |
07 | La rapiña de los malvados los arrastra a ellos mismos, porque se niegan a practicar el derecho. |
08 | Tortuoso es el camino del criminal, pero el que es puro obra con rectitud. |
09 | Más vale habitar en un rincón del techo que compartir la casa con una mujer pendenciera. |
10 | El alma del malvado desea el mal, él no se apiada de su prójimo. |
11 | El simple se hace sabio cuando se castiga al insolente, y asimila la ciencia cuando se instruye al sabio. |
12 | El justo observa la casa del malvado, y precipita en la desgracia a los malos. |
13 | El que cierra los oídos al clamor del débil llamará y no se le responderá. |
14 | Un reglo hecho a escondidas aplaca la ira y un obsequio bajo cuerda, la furia violenta. |
15 | Practicar la justicia es una alegría para el justo, pero es una calamidad para los malhechores. |
16 | El que se extravía del camino de la prudencia descansará en la Asamblea de las Sombras. |
17 | El que ama el placer termina en la indigencia, el que ama el vino y la buena vida no se enriquecerá. |
18 | El malvado servirá de rescate por el justo y el traidor, por los hombres rectos. |
19 | Más vale habitar en un país desierto que con una mujer pendenciera y de mal genio. |
20 | En la morada del sabio hay tesoros preciosos y perfume, pero el necio se los devora. |
21 | El que va tras la justicia y la fidelidad encontrará vida, justicia y honor. |
22 | El sabio toma por asalto una ciudad de valientes, y abate la fuerza en que ella confiaba. |
23 | El que guarda su boca y su lengua guarda su vida de las angustias. |
24 | Insolente se lama al arrogante y altanero que actúa con excesiva soberbia. |
25 | El deseo mata al perezoso, porque sus manos se niegan a trabajar. |
26 | El malvado ambiciona todo el día, pero el justo da sin rehusar jamás. |
27 | El sacrificio de los malvados es una abominación, ¡cuánto más si se lo ofrece con infamia! |
28 | El testigo mentiroso perecerá, pero el hombre que escucha, siempre podrá hablar. |
29 | El malvado se muestra atrevido, pero el que es recto afianza su camino. |
30 | No hay sabiduría, ni inteligencia, ni consejo delante del Señor. |
31 | Se equipa el caballo para el día del combate, pero la victoria pertenece al Señor. |