01 | Del maestro de coro. De David. Salmo. |
02 | Esperé confiadamente en el Señor: él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. |
03 | Me sacó de la fosa infernal, del barro cenagoso; afianzó mis pies sobre la roca y afirmó mis pasos. |
04 | Puso en mi boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. Muchos, al ver esto, temerán y confiarán en el Señor. |
05 | ¡Feliz el que pone en el Señor toda su confianza, y no se vuelve hacia los rebeldes que se extravían tras la mentira! |
06 | ¡Cuántas maravillas has realizado, Señor, Dios mío! Por tus designios en favor nuestro, nadie se te puede comparar. Quisiera anunciarlos y proclamarlos, pero son innumerables. |
07 | Tú no quisiste víctima ni oblación; pero me diste un oído atento; no pediste holocaustos ni sacrificios, |
08 | entonces dije: «Aquí estoy. |
09 | En el libro de la Ley está escrito lo que tengo que hacer: yo amo, Dios mío, tu voluntad, y tu ley está en mi corazón». |
10 | Proclamé gozosamente tu justicia en la gran asamblea; no, no mantuve cerrados mis labios, tú lo sabes, Señor. |
11 | No escondí tu justicia dentro de mí, proclamé tu fidelidad y tu salvación, y no oculté a la gran asamblea tu amor y tu fidelidad. |
12 | Y tú, Señor, no te niegues a tener compasión de mí; que tu amor y tu fidelidad me protejan sin cesar. |
13 | Porque estoy rodeado de tantos males, que es imposible contarlos. Las culpas me tienen atrapado y ya no alcanzo a ver: son más que los cabellos de mi cabeza, y me faltan las fuerzas. |
14 | Líbrame, Señor, por favor; Señor, ven pronto a socorrerme. |
15 | Que se avergüencen y sean humillados los que quieren acabar con mi vida. Que retrocedan confundidos los que desean mi ruina; |
16 | queden pasmados de vergüenza los que se ríen de mí. |
17 | Que se alegren y se regocijen en tí todos los que te buscan y digan siempre los que desean tu victoria; «¡Qué grande es el Señor!» |
18 | Yo soy pobre y miserable, pero el Señor piensa en mí; tú eres mi ayuda y mi libertador, ¡no tardes, Dios mío! |