Papá Dios quiere abrazarte cuando vienes a casa... Él quiere comerte a besos... Y yo soy ese beso y ese abrazo que te sana y te llena de amor. Se puso en camino y fue a casa de su padre. Cuando aún estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, se echó al cuello de su hijo y lo cubrió de besos. (Lc 15, 20) |